Un barrio que no respeta la constitución.
Frecuentemente el viaje no termina allí, sino que de seguro será necesario tomar un segundo medio de transporte que nos lleve a nuestro destino final. Se podrá tratar de un colectivo, el subterraneo o un taxi.
Debido a estas circunstancias que mezclan lo anónimo con el apuro, las pizzerías y bares que se encuentran en la misma estación, o en las afueras lindantes a la misma, funcionan como sitios gastronómicos al paso. Me refiero a que la gente se detiene en estos lugares por poco tiempo: por la mañana se podrá tomar un café y a la vuelta del trabajo se podrá comer alguna porción de pizza o algún sandwich.
Lamentablemente, estos sitios tan concurridos nos muestran las miserias y desvíaciones de nuestra sociedad. Es frecuente ver a niños menores de edad pidiendo limosna, y dormir allí por las noches para protegerse de las inclemencias del tiempo. Algunos de estos menores también se drogan a la vista de todos nosotros con las clásicas bolsitas rellenas de pegamento.
El robo de carteras, billeteras y otros objetos de valor resultan frecuentes en este barrio debido a la gran aglomeración de gente, que es aprovechada inescrupulosamente por los delincuentes. Todos estos elementos me llevan a pensar de forma inexorable, que en este barrio no se hace respetar la Constitución Argentina.